jaula adaptada bebe loro

Transición del transportín a la jaula

El paso de la caja nido o transportín a la jaula supone un hito en el desarrollo de un papillero, porque supone un momento de autonomía, seguridad y comodidad. Aunque no existe una fecha universal, hay señales claras, tanto de plumaje como de comportamiento, que te indican el momento justo para ampliar su espacio.

Realizar esta transición de manera gradual y supervisada mejora su bienestar, previene frustraciones y refuerza su confianza, sentando las bases de su independencia en su nuevo “nido” permanente. Es importante que también nos guiemos de los consejos de nuestro veterinario, que también nos podrá aconsejar cómo de preparado ve a nuestro pequeño polluelo para dar el paso.

Edad aproximada para pasar de caja a jaula

La mayoría de los papilleros están listos entre las 5 y 7 semanas, momento en que han completado el cambio de plumón a plumas y ya no dependen de la fuente de calor constante.

Más allá de contar semanas, yo recomiendo basar la decisión en dos criterios básicos: plumaje completo y comportamiento inquieto. Un papillero que aún lleva buchecillos sin cubrir y depende de la manta térmica no está listo para la jaula. Por lo que necesita el calor constante que proporciona el transportín con la esterilla. Cuando veo que el polluelo ya está completamente emplumado y, al mismo tiempo, empieza a moverse con energía, se aburre y explora cada rincón de la caja, sé que ha llegado el momento.

Por eso, te voy a dar algunos consejos y recomendaciones en los que fijarte:

  • Se muestran inquietos dentro del transportín: exploran sin parar y no encuentran rincón tranquilo.
  • Intentan trepar usando pico y patas, como si la superficie les resultara demasiado confinada.
  • Picotean el suelo o las paredes, «buscando» estímulos que ya no hallan en el espacio reducido.
  • Empiezan a tener un nivel de actividad alto y no pasan todo el día durmiendo.

Estos indicios señalan que su curiosidad y su nivel de actividad han crecido tanto que necesitan más metros para volar con la imaginación.

Señales de que tu papillero necesita más espacio

Antes de abrir la puerta de la jaula, confirma su necesidad de espacio extra observando. Para confirmar que tu papillero te está pidiendo el cambio, presta atención a estas señales claras:

  • Patea o desordena la viruta o el sustrato con insistencia.
  • Se cuelga de los bordes o intenta escapar trepando por la tapa.
  • Se muestra irritado o vocaliza sin motivo aparente, como expresando frustración.
  • Mantiene un nivel alto de actividad justo después de comer, sin buscar descanso inmediato.

Atender estas conductas reducirá el estrés y evitará que desarrolle hábitos negativos.

Adaptación de la jaula

La jaula estándar incluye un suelo de rejilla para limpiar cómodamente, pero al principio esas separaciones pueden ser un peligro para las patitas y las alitas.Tenemos que tener en cuenta que la mayoría de jaulas están diseñadas para aves adultas, las primeras semanas requieren algunos ajustes. Por eso, te voy a contar cómo puedes adaptar la jaula para tu pequeño:

  1. Quitar la rejilla inferior
    Retírala para ofrecer una base sólida donde ande sin riesgo de que se le enreden las patas o las plumas.
  2. Cubrir el fondo con pellets vegetales
    Además de sustrato, actúan como aislante térmico y facilitan la limpieza.
  3. Elevar la superficie
    Si al quitar la rejilla queda un hueco grande, coloca un cartón rígido o una plancha para nivelar el suelo.
  4. Eliminar barrotes horizontales
    Sustitúyelos temporalmente por paneles lisos o cartón reforzado donde no pueda engancharse.

Estas medidas temporales permiten que el papillero explore los nuevos horizontes de la jaula sin peligro hasta que gane equilibrio y confianza para trepar y posarse.

Te voy a mostrar cómo nosotros adaptamos el espacio inferior de la jaula con un cartón, para poder evitar escapes y que tubiera la jaula adaptada a sus necesidades:

Qué poner dentro de la jaula los primeros días

Los primeros días en la jaula son claves para que tu papillero perciba continuidad respecto al transportín y, al mismo tiempo, descubra un espacio más amplio y estimulante. La meta es recrear un entorno acogedor, garantizar su seguridad y ofrecerle recursos que incentiven el forrajeo sin generar estrés. Con un sustrato adecuado, zonas de alimentación de fácil acceso y un refugio térmico puntual, facilitarás que explore con confianza y descanse cerca de aquello que ya conoce.

Para que tu papillero se sienta cómodo al llegar a la jaula, recrea un entorno seguro y familiar:

  • Pellets vegetales como sustrato: controlan la humedad y son seguros si se ingieren.
  • Un puñado de heno limpio: aporta textura y refugio, siempre que no lo consuma en exceso.
  • Un trozo de mijo en rama: estimula el instinto de forrajeo y picoteo.
  • Cuencos bajos de agua fresca y de papilla, accesibles y estables.
  • Esterilla térmica en una zona: opcional para las primeras noches o días fríos.

No incorpores perchas hasta comprobar que camina con firmeza y sin caídas; una superficie plana le dará confianza inicial. Te enseño un poco más el espacio que les creamos para algunos de nuestros loritos, para que puedas ver de manera visual cómo sería la colocación de elementos:

Observa su desarrollo día a día, para poder su evolución. Si camina firme, picotea con decisión, explora y se posa con seguridad, es el momento de introducir perchas bajas y juguetes blandos. Cada cambio debe ser gradual y supervisado, garantizando que la jaula se convierte en un espacio de descanso y juego donde tu papillero siga creciendo fuerte y seguro.

Diario de Plumas

Wilfri y Gusgus son el dúo detrás de Diario de Plumas

Especialistas en el mundo de los psitácidos que convierten evidencia en consejos prácticos de cuidado, comportamiento y bienestar.

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