Si paseas por las calles, plazas o parques de Barcelona, seguro que te has fijado en unos loros verdes pequeños que vuelan en grupos y emiten un chillido inconfundible. Estas aves, en realidad, son cotorras argentinas (Myiopsitta monachus), una especie que con los años se ha convertido en parte del paisaje urbano de la ciudad condal.
Aunque muchos las ven con simpatía, también son protagonistas de un debate abierto sobre qué impacto tienen en el ecosistema urbano y qué papel ocupan en la biodiversidad local. ¡Te voy a contar un poco más sobre estos loritos verdes!
¿Son las cotorras de Barcelona una especie invasora?
Las cotorras argentinas están catalogadas en España como especie exótica invasora, un estatus que implica que su presencia no es natural en el territorio y que puede generar desequilibrios en los ecosistemas. Llegaron a nuestro país en las décadas de los 80 y 90 como mascotas exóticas, por lo que se comenta en muchos de los estudios relizados. Muchas escaparon o fueron liberadas, y gracias a su gran capacidad de adaptación lograron establecerse en entornos urbanos como Barcelona.
Lo que las hace especialmente exitosas es su reproducción rápida, la construcción de grandes nidos comunitarios en palmeras y árboles de gran altura, y la ausencia de depredadores naturales en la ciudad. Estas características han favorecido su expansión y, en consecuencia, el debate sobre la gestión de sus poblaciones.
Lejos de ser una anécdota urbana, las cotorras son ya un fenómeno ecológico y social que genera opiniones divididas: para algunos son una molestia, para otros un símbolo curioso de la ciudad moderna.

De qué se alimentan los loros en Barcelona
Las cotorras argentinas son aves altamente adaptables, lo que les permite prosperar en entornos urbanos tan diversos como Barcelona. Su dieta es muy variada y no depende de un solo recurso. En la ciudad se alimentan principalmente de semillas, frutos de árboles como los plátanos de sombra o los naranjos amargos, brotes tiernos de plantas y césped, además de restos de comida humana en zonas concurridas.
Esta flexibilidad alimenticia es clave para su éxito. A diferencia de otras aves que requieren entornos más específicos, las cotorras pueden sobrevivir con lo que encuentran en el medio urbano. Además, su costumbre de alimentarse en grupo aumenta sus posibilidades de acceder a comida y defenderse de competidores.
La consecuencia de esta dieta tan amplia es que pueden convertirse en una competencia para aves autóctonas que dependen de los mismos recursos. Aun así, también cumplen una función interesante, ya que dispersan semillas y contribuyen a la dinámica de la vegetación urbana.
En definitiva, los loros en Barcelona encuentran alimento casi en cualquier esquina, y esa es una de las razones de su éxito en la ciudad.
¿Dónde ver loros en Barcelona?
Una de las preguntas más habituales entre vecinos y visitantes es: ¿dónde se pueden ver estas aves? La respuesta es sencilla: prácticamente en cualquier zona verde de la ciudad. Sin embargo, hay lugares donde su presencia es mucho más evidente.
En espacios como el Parque de la Ciutadella o la Plaza de Catalunya, resulta casi imposible no escuchar sus chillidos. También abundan en la Avenida Diagonal, donde los plátanos de sombra y las palmeras ofrecen refugio y lugares de nidificación. Otro punto de observación son las zonas costeras y marítimas, donde encuentran alimento y construyen sus grandes nidos de ramas en lo alto de las palmeras.
Verlas no requiere ser ornitólogo ni especialista ya que solo basta con detenerse a observar los árboles en plazas o paseos amplios, especialmente a primera hora de la mañana o al atardecer, cuando se concentran en sus dormideros.
En conclusión, las cotorras ya forman parte de la vida cotidiana de Barcelona y se han convertido en un atractivo inesperado para muchos turistas que no esperan encontrar “loros” en plena ciudad mediterránea.
¿Tienen depredadores los loros de Barcelona?
En la naturaleza, las cotorras argentinas tendrían depredadores que controlarían sus poblaciones. Sin embargo, en Barcelona esos enemigos naturales son escasos. Algunas aves rapaces urbanas, como los halcones peregrinos o las águilas ratoneras, pueden capturarlas ocasionalmente, aunque no lo suficiente como para reducir sus números. También las gaviotas atacan en determinadas circunstancias, sobre todo a crías o ejemplares debilitados.
Más allá de la fauna, el ser humano se ha convertido en un depredador clave. En Barcelona se han documentado casos de cotorras capturadas para ser adiestradas como mascotas urbanas, muchas veces tras haberles cortado las alas para limitar su vuelo. Estas prácticas, además de cuestionables desde el punto de vista ético, contribuyen a aumentar la discusión sobre cómo convivir con esta especie.
En definitiva, aunque existan algunos depredadores, la ausencia de un control natural efectivo y la intervención humana son factores decisivos para explicar la expansión de los loros en Barcelona.
Loros en Barcelona una parte inseparable del paisaje urbano
Las cotorras argentinas llegaron como aves exóticas y hoy son protagonistas de la vida urbana barcelonesa. Con su bullicioso canto, sus enormes nidos y su capacidad de adaptación, han cambiado la forma en la que entendemos la biodiversidad en la ciudad.
Para algunos, son un problema ambiental, para otros, un espectáculo curioso que añade vida y color a parques y plazas. Lo cierto es que los loros en Barcelona seguirán siendo parte del debate sobre cómo gestionar la fauna urbana y qué papel debe tener en nuestras ciudades.