Cuando tus papilleros comienzan a descubrir el mundo con el pico, cada superficie, material y objeto se convierte en motivo de investigación. Este comportamiento, aunque natural, requiere de nuestra intervención para garantizar la seguridad y el bienestar de nuestros plumitas en esta etapa crucial de aprendizaje. A continuación, profundizaremos en las causas del picoteo, te enseñaremos a ofrecer frutas suaves y luego juguetes adaptados a su instinto forrajero, y cerraremos con un consejo práctico para que cada picotazo sea una experiencia enriquecedora.
¿Es normal que lo piquen todo?
El picoteo continuo durante la fase de finalización de la papilla es una manifestación de varios procesos interrelacionados en el desarrollo de tu papillero. Por un lado, forma parte de la exploración oral natural en la que el ave usa el pico como herramienta principal de aprendizaje sensorial, descubriendo texturas, temperaturas y límites físicos.
Además, el picoteo también puede responder a una búsqueda de atención, ya que al asociar tu presencia con la alimentación el polluelo puede picar para reclamar tu enfoque. La falta de una rutina estable o la sobreestimulación por exceso de manipulación también provocan conductas más caóticas, en las que picotear se convierte en su forma de canalizar el estrés.
En ocasiones, un buche frío, tibio en exceso o una papilla demasiado espesa generan irritación o incomodidad, y el polluelo recurre al pico para aliviar esa sensación. Comprender estas motivaciones te permitirá distinguir un picoteo evolutivo y saludable de aquel que indica alguna molestia puntual.
Cómo ofrecerles objetos seguros para picotear
Para acompañar esta fase exploratoria, lo primero que te aconsejo a parte de introducir el pienso es aprovechar para introducir algunas frutas. La manzana y pera en trocitos diminutos y sin semillas puede ser una muy buena opción. Estos sabores delicados les permiten familiarizarse con el concepto de “comida fresca” y ejercitan el pico con bajo riesgo de obstrucción o acidez digestiva.
Una vez que el papillero demuestre curiosidad y confianza con la fruta, es el momento de introducir juguetes naturales que satisfagan su instinto de forrajeo y desgaste de pico. Las tipologías recomendadas combinan resistencia y seguridad:
- Perchas de madera natural: sin barnices ni pinturas, de diferentes diámetros para fortalecer patas y pico.
- Bloques minerales: aportan calcio y facilitan el desgaste saludable del pico.
- Cuerdas trenzadas: seguras, duraderas y libres de hilos sueltos que puedan ingerir.
- Juguetes de cartón corrugado: sin tintas ni plásticos, fáciles de sustituir cuando se deterioren.
- Ramas de árboles frutales (manzano, peral): tras un lavado y desinfección cuidadosos, ofrecen una textura natural que estimula el instinto de desgaste.
Introduce cada nuevo objeto de uno en uno, mantente presente para tranquilizar al polluelo y habla en un tono bajo y pausado. De este modo crearás un vínculo de confianza y reforzarás la sensación de seguridad ante la novedad.
Te muestro ejemplos de cómo puedes ofrecerle juguetes seguros para que empiecen a interactuar:


Canalizar el instinto exploratorio de tu papillero hacia frutas suaves y juguetes naturales no solo previene riesgos, sino que convierte el picoteo en una herramienta de aprendizaje y vínculo afectivo. Observa sus reacciones, ajusta las texturas y mantén siempre una presencia tranquila: así, cada picotazo será un paso más en su desarrollo y tu confianza como cuidador crecerá junto a la suya.