En el corazón de Pontevedra, entre sus calles empedradas, su historia marinera y su gente de espíritu festivo, vive el recuerdo de un loro singular que se ganó un lugar eterno en la memoria colectiva gallega. Su nombre es Ravachol, y aunque fue un ave, su legado es digno de un personaje histórico.
Más que un simple animal de compañía, el loro Ravachol fue testigo y protagonista de una época, una figura irreverente, carismática y entrañable que dejó huella en la ciudad… y que aún hoy se celebra cada año como símbolo de identidad.
¿Quién fue el loro Ravachol?
El loro Ravachol fue un loro hablador, divertido y provocador que vivió en Pontevedra a finales del siglo XIX y principios del XX. Su dueño fue Perfecto Feijóo, un conocido farmacéutico, intelectual y personaje público de la ciudad. Feijóo era dueño de la famosa Farmacia Feijóo, ubicada en la calle Oliva, justo en el centro de Pontevedra, y allí vivía Ravachol, en pleno contacto con los vecinos, clientes y curiosos.
Lo que hacía especial a Ravachol no era solo su presencia en la botica, sino su personalidad. Era un loro que hablaba con soltura, imitaba voces y soltaba frases mordaces en los momentos más inesperados. Se convirtió en una especie de comentarista social: respondía con ironía, insultaba con elegancia y no se cortaba a la hora de reprender a quien no le caía bien. En una ciudad pequeña y tradicional como era la Pontevedra de la época, aquel loro se convirtió en una auténtica leyenda viva.
¿Por qué se llamaba Ravachol?
El nombre del loro no fue elegido al azar. “Ravachol” era el apodo de François Claudius Koënigstein, un anarquista francés muy conocido en Europa por sus atentados y por su retórica incendiaria. Aunque fue ejecutado en 1892, su figura causaba furor —y miedo— entre las clases altas.
Perfecto Feijóo, gran amante de la sátira, decidió bautizar a su loro con ese nombre como un guiño provocador. De alguna forma, el loro Ravachol encarnaba esa misma rebeldía: un ser libre, impredecible, sin pelos en la lengua. Desde su jaula en la farmacia, lanzaba críticas a políticos, clientes o vecinos. Para muchos, era la voz que decía en alto lo que todos pensaban en silencio.
¿Cómo era Ravachol en el día a día?
Ravachol no era un loro cualquiera. No solo imitaba la voz humana con precisión, sino que usaba las palabras con una intención que rozaba lo teatral. Era capaz de saludar con formalidad, protestar si alguien le resultaba molesto, lanzar pullas a los clientes más antipáticos, o incluso recordar frases sarcásticas que escuchaba entre conversaciones.
Según los testimonios de la época, tenía frases favoritas como:
“¡Marchando, borracho!”, “¡Fuera de aquí, que no tienes dinero!” o “¡Este viene a por jarabe sin pagar!”.
Estas frases, aunque hoy nos parezcan graciosas, causaban auténtico revuelo en su tiempo.
Pero además de su carácter cómico, Ravachol era un animal querido por todos, una figura familiar para los vecinos. Durante años, fue parte del paisaje cotidiano de Pontevedra. Y cuando falleció, en 1913, la ciudad entera lo sintió como una pérdida real. Tanto fue así que se le ofreció un funeral simbólico con todos los honores.

El entierro del loro Ravachol como una tradición que sigue viva
La muerte de Ravachol no pasó desapercibida. En una muestra única de cariño popular, los amigos de Feijóo y muchos vecinos organizaron un funeral carnavalesco, con comitiva, llanto fingido, discursos irónicos y un ataúd digno de un personaje ilustre. Fue una despedida teatral, alegre y sentimental al mismo tiempo, que mezclaba el humor gallego con la nostalgia.
Esa ceremonia fue tan impactante que, muchos años después, se decidió recuperarla como tradición festiva. Desde 1985, cada año, en plenos carnavales de Pontevedra, se celebra el Entierro del Loro Ravachol. Esta fiesta ha crecido hasta convertirse en uno de los eventos más populares del carnaval gallego.
Durante el evento, un loro Ravachol de cartón piedra, cada año disfrazado con una temática diferente, desfila por las calles rodeado de vecinos, comparsas, carrozas y tambores. Es un homenaje cargado de humor, sátira política y crítica social, en el mismo espíritu que animaba al Ravachol original.
Ravachol entre la historia y la leyenda
La historia del loro Ravachol es uno de esos casos en los que un animal deja de ser simplemente una mascota para convertirse en símbolo cultural. En él se unen el amor por los animales, el gusto gallego por la retranca, y una conexión auténtica con el pueblo.
Hoy, Ravachol es parte de la identidad pontevedresa, recordado no solo en las fiestas, sino también en esculturas, libros y anécdotas que se siguen contando de generación en generación. Su imagen forma parte del imaginario colectivo de Galicia, y sigue enseñándonos que el humor, la irreverencia y el cariño por los animales pueden ser tan poderosos como cualquier discurso político.




